Luces y sombras de la macro, el trabajo del CPCE.

La comisión de Economía analizó las distintas variables de la macro.

 

El Consejo de Profesionales de Ciencias Económicas (CPCE)
analizó las “luces y sombras” de la economía argentina. El presidente de la
entidad, José Simonella, planteó que el Gobierno afrontó restricciones fuertes
en lo político y en lo social para ser menos gradualista que lo que es. “Se
fueron arriando banderas por esas limitaciones, por un lado la baja fuerte del
déficit fiscal y, la otra, la de la inflación. Hay que trabajar sobre la calidad del gasto”.

En 2017 la mayoría de los sectores crecieron respecto a 2016
pero no alcanzaron a recuperarse de las pérdidas que registraron ese año. En la
mayoría de los indicadores se da una situación similar a la de diciembre de
2015. Con el análisis del sector industrial, todavía el año pasado se estaba 4
puntos por debajo de 2015.

La industria automotriz es la mayor impulsora de la
recuperación mientras que alimentos y bebidas no alcanza a despegar
(influenciado por un consumo que no estabiliza su mejora).La Construcción que
había sufrido una drástica baja en 2016 y lo que recuperó la dejó en un empate.

Para la economista Mary Acosta uno de los factores más preocupantes
es el déficit comercial. Uno de los sectores con más aumento de importaciones
es el automotor; si Brasil mejora sus niveles de consumo tendería a bajar el
envío de unidades a la Argentina por menos disponibilidad de stock.

Sobre las cuentas públicas, el trabajo del CPCE apunta que
el déficit primario (Hacienda informó 3,9% en 2017) analizado en función del
PBI de los últimos cuatro trimestres (cuarto 2016 a tercero de 2017) el cálculo
da 4,2%; si la estimación es sobre el tercer trimestre de 2017 da 3,8%. “En cualquiera
de los casos la meta del 4,2% fijada se cumplió”, dijo Acosta. Simonella señaló
que lo importante es la tendencia: “Si hubiera bajado de una manera más abrupta
se podría ser más optimista, pero es clara la rigidez que existe”.

Insistió en que el trabajo a realizar para reducir el gasto
público es quitar excesos y hacerlo eficiente. “No se trata de quitar
jubilaciones a los más vulnerables, hay que trabajar en la calidad del gasto.
Hay que ir tapando las pérdidas del caño, ver cómo se pueden controlar todas las
filtraciones. No fuimos capaces de aplicar eficientemente los recursos para que
los argentinos vivan mejor; se disparó el gasto público, la presión impositiva
y aumentó la pobreza”.

Si al rojo primario se le suma el financiero
(fundamentalmente pago de intereses por la deuda pública) que lleva el total a
6,5% con un alza importante (algo más de un punto, casi $240.000 millones entre
2016 y 2017) en el último año. En dos años se agregarían otros $200.000
millones si se cumple lo dicho por las autoridades de que se requieren tomar
unos US$30000 millones por año para cumplir con el programa previsto. “Este
gasto implica compromiso financiero que si no se paga genera más deuda”, describió
Acosta. “Si la tendencia continúa, condiciona la política económica”.

A la deuda no sólo la incrementó el sector púbico nacional,
sino que las provincias y las empresas también recurrieron a los mercados pero
en menor medida. El ingreso de dólares permitió que las reservas del Banco
Central crezcan pero con la contracara de un alza del endeudamiento de la entidad
que alcanzó un máximo a fin de año y mejoró en los últimos meses por la mejora
del tipo de cambio. El mayor precio del dólar mejoró el balance del Central.

La cuenta capital (resultado de ingreso y salida
de divisas) que ya venía siendo deficitaria alcanzó valores negativos récord;
el ingreso de mayor magnitud de divisas pasa hoy por el endeudamiento y la
inversión de cartera (aumentó 737% al tercer trimestre de 2017 respecto a igual
lapso de 2015). “Son aspectos que acentúan la vulnerabilidad de la economía”,
mencionó Acosta.

 

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