Los desafíos de la educación y los profesionales en Ciencias Económicas

Tres especialistas abordaron estos aspectos en el 22° Congreso Nacional, que se desarrolló en San Juan.

El futuro de los profesionales y el rol de la educación fue
uno de los temas que se plantearon en los paneles plenarios que tuvo el XXII
Congreso Nacional de Profesionales en Ciencias Económicas, que se llevó a cabo en la ciudad de San Juan.

Sobre el tema disertaron Alieto Guadagni, economista,
docente y exembajador en Brasil; el decano de la Facultad de Ciencias
Económicas de la UBA, Ricardo Pahlen Acuña, y el periodista y economista, Sebastián
Campanario, moderados por el presidente de FACPCE José Luis Arnoletto.

Pahlen Acuña se refirió a los contenidos que deben
incorporar los planes de estudio según el Consejo de Decanos y el IASB para la
educación en la carrera de Contador Público y explicó que se armó una comisión
de enlace para trabajar junto con la Federación Argentina de Consejos
Profesionales en Ciencias Económicas (FACPCE) y los decanos para tratar de
implementar una currículo homogénea en el país.

La calidad educativa

Guadagni enfatizó el rol de la educación en este siglo, el
de la ciencia y la tecnología. “En el mundo, el capital humano es cuatro veces
mayor que todo el resto del capital que existe”, destacó.

En este sentido, señaló que “a mayor nivel educativo, mayor
nivel de ingresos, lo cual es bueno. Pero lo que no está tan bien es que a
mayor ingreso, haya mayor educación, porque los pobres tienen menor acceso”.

Señaló que desde 2003 cayó la matrícula de las escuelas
públicas en el país. “¿Atraídos por las escuelas privadas o expulsadas por el sistema
público?”, se preguntó.  

Como características del sistema educativo argentino,
mencionó la de “incumplir la ley, como en materia de la jornada extendida y la
desigualad. “En todas las pruebas Aprender del país surge como constante que
los chicos ricos que van a escuelas privadas saben más que los pobres de las
escuelas públicas”.

De todos modos, en términos generales todo el sistema tiene
una baja calidad. “Los chicos argentinos tienen menos nivel educativo que los
niños de cualquier otro país latinoamericano, salvo alguno de Centroamérica”,
advirtió. En general, tiene que ver con menor carga horaria al año.

Y esto no implica menor presupuesto: “Tenemos el doble de
carga docente, gastamos más y tenemos los peores sueldos docentes de la región”.

En el secundario, sólo el 40% de los alumnos que ingresa termina
el colegio y también hay una diferencia del 70% en las escuelas privadas y sólo
el 30% en las públicas.

Algo similar sucede en el nivel universitario: “Argentina es
el país de América Latina que tiene mayor cantidad de inscriptos en la
universidad, pero el menor nivel de graduación: sólo 30 de cada 100 inscriptos”.

Además, agrega que hay pocos pobres en la Universidad, alrededor
de un seis por ciento. Y propone un sistema de becas como el de Uruguay, que
tiene el 20% de los estudiantes que cobran U$S 280 al mes.

Por último, reclamó que se implemente un sistema para
conocer cuál es la facultad con los graduados de mayor nivel de conocimiento, a
través de un examen nacional anónimo a los graduados, como tienen México,
Colombia y Brasil.

Para cambiar esta realidad y volcar a los alumnos a las
carreras “duras” reclamó más formación en Matemáticas y elevar la carrera (y el
sueldo) docente: “En países que mejoraron su calidad educativa como Ecuador,
Finlandia y Corea, la carrera docente es universitaria y es más difícil ser
docente que abogado o contador”, remarcó.

Desafíos en la nueva
era

Por su parte, Campanario se refirió a los cambios que
enfrenta la profesión en un mundo de avances tecnológicos muy rápidos y la
irrupción de las nuevas tecnologías, ya combinadas en los modelos de negocios:
inteligencia artificial, blockchain, Internet de las cosas (IoT). “Tenemos
mentes paleolíticas, con instituciones medievales y tecnología de los dioses. Los
expertos dicen que, de aquí a fin de siglo,  tendremos 80 eventos disruptivos, como lo fue
la creación de la imprenta”, dijo.

También se refirió al futuro del trabajo y señaló que la “visión
apocalíptica de que se iban a destruir todos los empleos, viró y ahora se habla
de complementariedad.

“Las nuevas tecnologías requieren de más gente, pero más
sofisticada. Ahora, más que de reinvención hay que hablar de inteligencia
adaptativa”, puntualizó.

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