La comunidad judía celebra, con la caída de la primera estrella, Rosh Hashaná, o el comienzo de un año nuevo, que propone un tiempo de reflexión, en el que se repasan los propios actos para renacer y tomar el mando de la vida. El “Rosh Hashaná” es la oportunidad para un balance del alma y una evaluación de la existencia y junto al Iom Kipur, Día del Perdón,la posibilidad de enfrentarse al propio destino.
El festejo tiene su epicentro en la sinagoga, con plegarias y cantos, donde se busca renovar la esperanza para el “renacer del ser”.