Deuda: el CPCE cree que lo mejor es una negociación de la deuda sin quita

Suponiendo que se logra esa receta, queda el desafío de desarmar las Leliqs hay diferentes opciones: bajar la tasa de interés; aumentar el encaje bancario; endurecer el control de capitales y combinar esas herramientas.

¿Es posible que la Argentina crezca en el 2020 o será
otro año de estanflación? El contexto internacional no ayudará, según las
proyecciones, porque aparece precario y con tensiones comerciales crecientes.
El FMI estimó una baja del Producto este año de 3,1% y el que viene, 1,3%. En
ese contexto, el Consejo de Ciencias Económicas de Córdoba (CPCE)

La última devaluación terminó de mejorar los términos de
intercambio de la Argentina; en términos de base monetaria la restricción
impuesta por el Banco Central dio sus frutos pero el tipo de cambio –pese al freno
a la emisión de moneda- aumentó, hubo presión sobre su precio.

La economista Mary Acosta indicó que las reservas del Central
vienen sufriendo bajas sin cesar, tanto por pagar compromisos como para
contener el precio del dólar. “Al ritmo actual –agregó Simonella- se llega al
cambio de Gobierno, aunque quedarán pocas. Pero hay que ver cómo reaccionan los
agentes domésticos y también lo que pase con la volatilidad internacional. Hay
que ver si hay nuevas medidas después de las elecciones”.

Tanto los encajes como la tasa de interés fueron las herramientas
para contraer el circulante; para evitar la presión sobre la demanda de dólares
la tasa fue subiendo y el stock de Leliqs creciendo hasta alcanzar $1 billón.

“Desarmar esto implicaría ingresar a la economía una liquidez muy
importante”, definió Acosta.  Hay
estimaciones que indican que el 20% del total de depósitos a plazo fijo
estarían en condiciones de desarmarse para comprar dólares en las condiciones
del actual cepo.

El escenario anterior a las PASO era mejor que el quedó
configurado después de la primaria; había posibilidades de cerrar el año en una
situación equilibrada; el deterioro fiscal posterior alcanza los US$1200
millones que sumado a otros ítems equivale a una necesidad de financiamiento de
US$5000 millones. Eso obligó al reperfilamiento de deuda por US$8000 millones.

La necesidad de financiamiento para este año se estima en US$1800
millones y cambia el panorama para el 2020, cuando se necesitarán US$27.000 a
los que se agregan los US$8000 millones reperfilados. Si el FMI no desembolsara
dinero, el global sumaría US$41.000 millones.

El FMI tiene US$11.000 millones para entregar a la Argentina e
incluso, en un nuevo acuerdo, se podrían establecer nuevas pautas de
vencimientos. En lo que hace a Letras en manos del sector privado, el perfil
original para el año que viene pasó de US$3969 millones a US$14.224 millones
(una parte están en pesos).

Si se elimina lo reperfilado, para 2020 la deuda a renovar con
privados era menos de US$10.000 millones, que “con un mercado abierto” era una
cifra factible de conseguir. El reperfilamiento duplica la deuda. “El gran
secreto es generar confianza –dijo Simonella-. Si el FMI libera los US$11.000 y
reordena vencimientos, no es tan complicado”.

“La seducción de una quita y que se vuelva a caer en default es
muy riesgoso; hay que alargar plazos pero no hacer quita”, resumió Simonella. 

 

Suponiendo que se logra esa receta, queda el desafío de desarmar
las Leliqs hay diferentes opciones: bajar la tasa de interés; aumentar el
encaje bancario; endurecer el control de capitales y combinar esas
herramientas. “Difícilmente se de un escenario puro; seguramente habrá una combinación”, planteó Simonella apuntando que será “monitoreando y con cuidado del frente fiscal”. 

 

 

 

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